Si yo supiera cómo llegar a vos tan sólo con decirte, no me alcanzaría la vida para escribirte los versos más hermosos y dedicarte mi afición por la escritura cada segundo que me queda por vivir.
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Si yo supiera cómo llegar a vos tan sólo con mirarte, no me alcanzaría la vida para encontrarte en cada una de las miradas que asertivamente intento dedicarte cada día, cada segundo y a cada instante.
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Si tan sólo me dejaras penetrar por un instante en tu mundo receloso, me adueñaría de cada una de tus partes más íntimas para dejarte sin aliento, sin habla y sin conciencia, tan sólo de amarte, cuidarte y atesorarte.
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Si tan sólo pudiera lograr cautivarte, en un intento atolondrado de conquistarte, daría todo lo que me queda por delante para llevarte a la cima de mi mundo, a que compartas el más profundo del amor a nadie antes por mí entregado.
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Si fuera el dueño del tiempo, no habría excusas para no aprovecharte a cada segundo. Cada hora de mi vida la consagraría junto a tu lado y no habría eternidad más gloriosa que la de detenerme junto a tu pecho y dedicarme a contemplarte.
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Si de sueños uno pudiera vivir, mi sueño más profundo y sincero sería compartir un mismo y único camino juntos hasta el fin de nuestros tiempos. La locura de este amor no tiene límites ni matices, haría hasta lo imposible para demostrarte que estamos unidos por un mismo destino.
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Si por fin pudiera lograr que en vez de uno seamos dos, recorreríamos el mundo sin prisa y sin pausa para no perdernos de nada, para aprovechar nuestro andar y gozar de nuestros pasos compartidos. Cada latido de nuestro corazón sería al unísono y la gente envidiaría el halo misterioso que dejaríamos al pasar.
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Si tan sólo confiaras en que juntos seríamos más que todos, que nada podría superarnos, que no habría obstáculo que nos impidiera avanzar hasta donde nos propusiéramos, me tomarías la mano y me dejarías llevarte hasta el más oscuro e impiadado de tu deseo.