Frases de canciones sobre la felicidad


Hoy te invito a que conozcas una gran verdad,
esa verdad que proclama
que hay mucha más felicidad
en dar que en recibir.

Recuerda, amiga, que la verdadera felicidad
comienza cuando tienes plena capacidad
para estar satisfecha contigo misma.
Recuerda, amiga, que no hay mejor prisma
para alejarte de la infelicidad
que entender que lo más importante es tu dignidad.

Gracias a ti, hoy he podido aprender
que no hay mayor felicidad que perdonar,
que te corroe el rencor hasta arder
si no eres capaz de olvidar.

¿Qué sería de mi felicidad,
si en lugar de compartirla contigo,
esperara a dar y a entregar
sin que tú puedas ser mi perenne testigo?

Pronto aprendí a entender
que la felicidad, desde el amanecer hasta el anochecer,
no es más que ese estado pasajero de locura,
ese estado pasajero que todo lo cura.

¿Acaso la vida no nos ha enseñado
que la felicidad no es hacer lo antojado,
sino querer lo que se hace,
mientras aprendes a encontrar todo lo que te satisface?

Mi amor, hoy te hago saber que, con cada pensamiento
en el que tú te haces realidad,
siento que no hay mejor momento
que imaginarte para encontrar la felicidad.

Esperar estático esa “gran felicidad”
mientras se olvidan las alegrías de la cotidianidad.
Querer abarcar todos los océanos
mientras el mar enfrente elimina todos los recuerdos insanos.
Todo eso, hermano, nos atenaza
y nos impide ver que la auténtica felicidad
no es más que la coraza
que nos ayuda a protegernos de la cotidiana oscuridad.

Siempre he pensado que alcanzo una mayor felicidad
cuando soy capaz de pasar un momento, tan solo un momento,
sin pensar en esa misma felicidad,
sin pensar en lo que, involuntariamente, aflige y perturba mi pensamiento.

Siempre me enseñaste una gran verdad:
y es que el estado de felicidad
es algo que se halla en una maleta que siempre llevamos,
y que de nosotros depende -siempre- que la abramos.

¿Quieres saber cómo puedes alcanzar la felicidad,
tú que crees vivir en la desdicha eterna?
Pues yo te aseguro, amigo, que solo la tierna
vida que late en lo más sencillo puede hacer que conozcas la prosperidad.

Solo con los golpes lacerantes de la vida,
aprendí a ser consciente de que la felicidad
no ese estado que se alcanza como guarida,
sino ese lugar en eterno movimiento que solo se recorre con tesón y voluntad.

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