Mensaje sobre la seguridad vial


Le dejé roto en el frío pavimento, tuvo que ser así. La sangre salía a borbotones de su cuerpo mientras yo insuflaba parte de mi vida en él y me afané todo cuanto pude por devolverle a este mundo, que para bien o para mal, le pertenece a cada ser viviente. Fue un descuido el que me llevó a precipitarme contra él, un maldito descuido fue el que hizo que arrollara su bicicleta, catapultándole a varios metros de distancia. Solo fue un torpe descuido que, sin embargo, permanecerá en mi cabeza por siempre jamás.

Llevaba mucha prisa y me dije: “no te des la vuelta, no lo necesitas, tan solo será un momento”. Y así fue, un momento, y es que todo ocurrió en un solo instante, el mismo en el que se produjo mi accidente que fue el responsable de encontrarme hoy por hoy impedida de cintura para abajo. No llevaba casco, tan solo era un corto trayecto, pero me caí y mi cabeza sufrió las consecuencias de mi enorme y fatídica ignorancia.

Desde siempre había observado a las aves que surcaban el cielo con aquellos aires de majestuosidad y libertad, y cada vez que lo hacía me procuraban cierta pelusilla. Nunca había volado antes, debería haber sido una experiencia a todas luces grandiosa aunque, en mi lejanía, los recuerdos se encuentran dispersos en mi cabeza. Sólo sé que aquella mañana no me puse el cinturón de seguridad y, según parece, minutos después salí despedida para no regresar nunca más.

La tecnología mejora nuestra calidad de vida; es una herramienta poderosa que nos concede amplios privilegios y sonadas ventajas si tenemos en cuenta épocas pasadas. Internet es uno de sus hijos más predilectos y ahora el móvil nos proporciona diversiones ininterrumpidas de juego y conversaciones regaladas. Sin embargo, las cosas se deben hacer en su preciso momento y no mientras estás conduciendo. Jamás podré volver a aprovechar todo lo bueno que me ofrecía la innovación y la revolución tecnológica.

El alcohol es una amenaza latente en la conducción y es similar a un amigo al que acabas de conocer. En un primer momento estás a gusto con él, sin embargo, a medida que transcurre la noche se vuelve pesado y nos incordia con el sentido despreciable de su humor. El alcohol es así, es soportable en los momentos justos, pero cuando se vuelve intransigente, debemos librarnos de la inquietud manifiesta.

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