Dame de beber una gota de tu vaso,
puede que me alivie este fracaso.
Entrégame la desnudez de tus labios,
hazme sentir de nuevo sabio.
—
Rompe la calma de esta noche silenciosa,
rebélate contra el hastío que te acosa.
Ríe, besa, bebe, suspira, goza, ama.
Olvídate del mundo y entra en mi cama.
—
Quisiera que entendieras lo que siento
cuando contemplo el brillo de tu boca.
No existen palabras ni argumentos
ni palabras que no se vuelvan locas
al intentar describir con certeza
algo tan cercano a la pura belleza.
—
Hoy vamos a olvidarnos juntos
de los que nos ensombrecieron el camino.
Seamos fuertes y pongamos el último punto
a esta historia que contigo yo termino.
Mañana puede traernos la alegría o la pena,
puede que los dioses nos impongan un castigo
pero lo importante es que tras la cena
expulsaré a los demonios contigo.
—
De tu aliento me sobra un suspiro,
de tus ojos una mirada fugaz,
de tu cuello basta un simple giro
y de tu boca una palabra tenaz.
Voy a ser fuerte, sacarte del lodo
y darte lo que puedas necesitar.
Debes saber que absolutamente todo
lo que quieras es lo que te voy a dar.
—
Olvida a los fantasmas del pasado
y saciemos nuestras curiosidad.
Bendigo a quien tan mal te ha amado
por concederme esta oportunidad.
—
Un mar de llanto puedo secar
un arcoiris puedo dibujar
una sonrisa sincera puedo sacar
y tu corazón puedo conquistar.
Quiero olvidarme del amargo final
y poder sacarme este puñal.
Si quieres que nos olvidemos del mal
guíñame el ojo, hazme una señal.
—
Haz caso a todo lo que te digan, préstales atención:
esta noche yo sólo quiero robarte el corazón.
—
Deja que sea yo el que te cure las heridas
permíteme hacerte feliz un rato
puede que no sea el hombre de tu vida
pero sí que soy la horma de tu zapato.