Para conseguir la felicidad en mi vida sólo necesito una única cosa: que me des un poco de la tuya y me permitas vivirla contigo.
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Hay quien afirma que para ser feliz hay que estar enamorado. Yo no estoy de acuerdo: para ser feliz hay que estar enamorado, y que la persona a la que amas también te quiera a ti, y que de esa forma ambos os hagáis felices el uno al otro. Con esas tres cosas tenemos los tres pilares de la felicidad.
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La felicidad es una cosa muy pequeña: cabe en una mirada cómplice, en una caricia, en una sonrisa y en una palabra de ánimo. Cuando te abrazo y siento que tu corazón palpita al lado del mío comprendo que no necesito más.
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Durante los días que pasé apartado de ti no era infeliz; pero estaba cegado. Ahora se me han abierto los ojos a una felicidad más completa. Me he dado cuenta de que había algo más que una sucesión de años grises, sin tan grandes sentimientos como haces nacer en mí. Mi amor, contigo soy feliz de forma completa, de una forma que no es ausencia de desdicha, contigo estoy pletórico de felicidad.
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Mi ambición en la vida no es estar contigo, mi ambición en la vida no es que sólo me mires a mí. Mi ambición en la vida es verte contenta, pues, en tu gozo, allí está mi felicidad.
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Las ilusiones de mi mente nacen en el arcoiris de tus ojos. Tú eres el manantial de la dicha que llega a mis labios; de ti nace todo mi gozo. Por favor, no te separes nunca de mí.
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El que no ha conocido el amor no ha conocido la felicidad. Puede haber conocido la alegría o el placer, pero esa felicidad que te llena, que te hace sentirte completo, que hace sentir que no necesitas nada porque ya lo tienes todo: éso sólo me lo das tú.
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A veces nos miramos tanto a unos mismos, buscando nuestra felicidad, que no nos damos cuenta de que ésta la encontramos queriendo hacer felices a otros.