olo con el perdón se puede alcanzar la paz.
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La única arma digna de ser usada es la palabra.
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La violencia es innata al ser humano, al igual que la razón; por eso la lucha más importante se vive en el corazón.
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La violencia es el camino fácil, que siempre conduce al error.
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La paz es la consecuencia de la razón.
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En una guerra no hay vencedores, solo hay vencidos.
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La palabra como espada y la razón como escudo, esas son las armas de la paz.
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Muerto está el corazón del hombre que utiliza la guerra para defender su razón, pero más extinto está el corazón de quién no sabe pedir perdón.
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Perdonar nos diferencia de los animales.
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Pasa por el mundo de tal forma que cuando mueras se pueda decir: «Ha muerto una persona buena».
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No es mejor quién gana más guerras, sino quién consigue sus metas sin llegar a la batalla.
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La paz no es una idea superflua, es una realidad necesaria.
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La capacidad de amar y perdonar supera, con mucho, a la mayor de las bombas.
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Lucha con la palabra y ganarás la razón.
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El amor es el motor de la paz.
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No cuentes enemigos; conviértete en amigo.
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El poder del amor y la razón son armas renovables cuya paciencia no tiene fin.
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El perdón es el camino de la paz, el amor su cayado.
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La primera guerra que se pierde es el amor a uno mismo.
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La venganza es el arma de los cobardes; corrompe el alma y la envenena.
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La guerra, el dinero y la avaricia de poder son los caudillos de los opresores. La paz, el amor y el perdón son la gloria de los vencedores.
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La única guerra aceptable es la lucha con la desigualdad.
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La paz interior es la mecha que enciende el fuego del amor.
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Solo los necios desprecian el poder pacificador de la razón.
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Ama y vivirás la vida eterna; odia y morirás en vida.
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Ni la guerra es buena, ni la paz es mala.
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En la ira no está la felicidad, sino en el amor a uno mismo y a los demás.
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Es mejor pasar al olvido por defender la paz, que permanecer en la memoria de los que hacen la guerra.