Poemas de cumpleaños para una hija


Si pudiera tocarte

Aún recuerdo cómo fue cuando llegaste.
La lluvia caía, otoñal y decidida,
mientras mamá y yo esperábamos en el parque
a que te decidieras a venir al mundo.
Como cualquier otra tarde,
paseábamos mientras nos imaginábamos
cómo sería tu semblante,
cómo serían tus manos, a quién te parecerías más.
De repente, sin casi avisar llegaste,
y en ese momento todos los anhelos, todos los miedos
y deseos, todo el desgaste
y el cansancio por tantas horas esperándote,
se desvanecieron lentamente. Entonces te convertiste en nuestro acicate,
en nuestro impulso vital cotidiano que
nos hacía sentirnos grandes
a pesar de los problemas, de las flaquezas, de las vacilaciones.
Creciste muy rápido y más aprisa aún te hiciste mayor, y un día, tras sentarte
y mirarme fijamente con los ojos de quien ama incondicionalmente,
me preguntaste:
“Papá, ¿por qué no hay ninguna palabra
que describa a un padre
que pierde para siempre a su hija?”.
Paralizado, sin capacidad para hacer
nada más que mirarte fijamente,
no supe cómo satisfacer
tu insaciable curiosidad.
Por eso guardé
silencio, te respondí con un esquivo “No lo sé, cariño”,
mientras me preguntaba si era humanamente
posible encontrar alguna explicación,
algún motivo que me ayudase
-siquiera parcialmente-
a entender algo que realmente
nunca había sido capaz de construir en mi mente.
Solo hoy, cuando celebro tu cumpleaños
pero no puedo alcanzar siquiera a tocarte,
puedo saber por qué no existe una palabra
que pueda definir el estado de un padre
que ya no puede abrazar más a su hija:
porque no hay en este mundo nada, absolutamente nada, tan lacerante.

En el parque

Tu mundo es por ahora
el tobogán, el columpio y también la arena.
A veces, por querer ser como planta trepadora,
te caes y vuelves a levantarte, para volver
a caerte y levantarte con esa tentadora
sensación de alcanzar lo inalcanzable.
Normalmente, siempre que llegamos al parque, tú, exploradora,
comienzas a experimentar como ese bebé que se hace mayor,
mientras yo, tu madre, tu mejor amiga, dadora
de vida, de una vida tan completa como la tuya,
leo, navego por el móvil, me distraigo.
Hoy, sin embargo, en una fecha tan inspiradora
(tu cumpleaños), pienso que pierdo cuando no te contemplo,
que algo se me escapa mientras tú, arrolladora,
descubres el mundo sin mi mirada alucinada.
Por eso hoy celebro, en esta fecha alentadora,
que nada media entre tú y yo, que no existe
en el mundo más belleza creadora
que la que tú exhalas cuando descubres tu mundo, el mundo.

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